Fin de año en la Legislatura bonaerense para discutir el presupuesto. Nadie estaba contento y los ánimos estaban cada vez más alterados. El gobernador Axel Kicillof puso toda la carne al asador y necesitaba que el Presupuesto salga con el endeudamiento. Las caras eran de malhumor y se escusaban en “los trabajadores de la Cámara” para no dilatar un debate trunco.

Cerca de las 17 horas llegó un llamado al celular de Christian Gribaudo. Era un llamado impostergable pese a tener enfrente a las espadas legislativas del oficialismo que mostraban voluntad de destrabar la discusión. Del otro lado de la línea, Mauricio Macri. El “Angel exterminador”, como le dice Jorge Asis poéticamente.

Desde ese llamado, la discusión por el presupuesto no avanzó. El PRO bloqueó todo tipo de discusión y contrapropuesta para que Kicillof tenga su paquete de proyectos y la debacle es conocida.

“Todo iba encaminado hasta que un senador, que todos conocen bien, recibió el llamado de Macri. La culpa que estemos acá sin poder avanzar es de Macri y todos se hacen los boludos”, fustigó un experimentado legislador oficialista.

Antes, en la sala de la presidencia, hubo alguna escaramuza y empujones entre legisladores de distintas bancadas que proyectaban un viernes negro en el tratamiento de la propuesta del gobernador.

Ese análisis lo hacen en Gobernación y la acusación de “golpe” institucional está amparado en un viejo axioma del peronismo sobre el líder del PRO: “Macri, vos sos la dictadura”. En paralelo y reeditando la discusión de 2015, el radicalismo y la Coalición Cívica volvieron a conformar Cambiemos, aunque esta vez también supervisó la acciones un hombre de Milei, el libertario Agustín Romo.