La Cámara de Diputados dió luz verde a la reforma de la Ley de Alquileres, que mantiene la duración de los contratos pero modifica los tiempos de actualización y los índices que lo condicionan, y establece límites para el mercado inmobiliario.

Entre las principales modificaciones, se destaca que, si bien sostiene la duración de los contratos por tres años, el aumento pasará de ser anual a semestral y establece la obligatoriedad de utilizar la moneda nacional, con especial énfasis en la prohibición de poner el valor en dólares.

La ley, que volvió con modificaciones desde el Senado, establece que los inquilinos utilicen la fórmula del coeficiente Casa Propia, que considera el menor índice entre la variación salarial y la inflación del último año, para calcular los incrementos en sus alquileres.

Asimismo, incluye otras claves significativas para incentivar a los propietarios para que alquilen sus viviendas, entre las que se destacan que “los ingresos provenientes de locación de hasta dos inmuebles estarán exentos del pago del Monotributo”.

En ese línea, también se establecen alivios impositivos: “Las partes podrán deducir del Impuesto a las Ganancias la suma equivalente al diez por ciento del monto anual del contrato de locación”.

En tanto, las penalizaciones por cancelación del contrato se estipularán en función del valor del alquiler en el momento de la entrega de la propiedad, y tanto inquilinos como propietarios deberán descontar un 10% del total anual del contrato de alquiler del Impuesto a las Ganancias.