La retracción del consumo se ha profundizado drásticamente, llevando a los hogares argentinos a depender del endeudamiento y la búsqueda desesperada de descuentos para adquirir productos básicos.
El vicepresidente de la Federación de Almaceneros de la provincia de Buenos Aires y de la Confederación Nacional, Fernando Savore, aseguró que los clientes de los almacenes de barrio ya agotaron sus herramientas financieras para subsistir.
Esta situación es corroborada por un informe reciente de la Universidad de Buenos Aires que confirma que los argentinos “compran cada vez menos y se endeudan más”.
La debilidad del consumo afecta directamente al comercio, reflejando el límite de la capacidad de compra de las familias. Según Savore, la dinámica de compra está marcada por la priorización del precio sobre la calidad y el uso intensivo de instrumentos financieros.
Los consumidores buscan activamente promociones bancarias y descuentos en “diferentes lados”, no limitándose solo al almacén. Incluso, las consultoras señalas que hubo personas que habían “ahorrado un pesito en su billetera” específicamente para aprovechar descuentos en carnicerías.
En el sector minorista, advirten que un factor que limita aún más a los clientes es que algunos comercios imponen un mínimo de compra cuando se utiliza la tarjeta de crédito.