A pesar de que el resultado final de las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires arrojó una diferencia de solo 0.5 puntos en contra de Fuerza Patria (FP), el peronismo sufrió una derrota territorial masiva, cayendo en 100 de los 135 municipios de la PBA, muchos de ellos bastiones justicialistas.

La paliza electoral que significó perder la mayoría de los municipios reduce el poder territorial de los intendentes, aunque despertó una interna que parecía haber quedado a un costado por la campaña electoral.

En La Cámpora todavía marcan el reproche al gobernador, Axel Kicillof, por la estrategia electoral del desdoblamiento, mientras que uno de los alfiles del mandatario, Mario Secco, salió a reprochar el argumento cristinista: “No se van a limpiar el culo con nosotros”.

Justamente, en términos de apoyo, el justicialismo no logró superar el 53% de acompañamiento en ningún distrito. Su mayor respaldo lo obtuvo en Ensenada, lo que le da a Secco la posibilidad de sacar pecho al interior del peronismo.

El contraste con las elecciones provinciales de septiembre es demoledor: el peronismo había ganado en 95 territorios bonaerenses entonces, pero en estos comicios nacionales solo pudo imponerse en 35, lo que demuestra una caída estrepitosa. Lo claro es que el peronismo no solo despintó 60 distritos sino que, además, cayó en el porcentaje de acompañamiento en todos los municipios.