

El club Rampla Juniors de Uruguay ha dado un paso firme contra el empresario estadounidense Foster Gillett, intimándolo formalmente a saldar las millonarias deudas que mantiene con la institución.
La decisión, aprobada por la Asamblea de Socios el pasado 6 de agosto, busca frenar el grave deterioro económico que atraviesa el equipo.
Las Sociedades Anónimas Deportivas parecen cada vez más lejos en Argentina luego del fracaso que protagonizaron el Gobierno nacional junto a Estudiantes de La Plata, tras la fuga de Foster Gillet, el magnate que quiso invertir 150 millones para el club platense.
La relación entre Gillett y Rampla, que inicialmente prometía una inyección de inversión y crecimiento, se transformó en una “pesadilla financiera” para el club. La situación fue tan crítica que Rampla llegó a estar al borde de un descenso administrativo a la Tercera División debido a una deuda cuantiosa, que debió ser parcialmente cancelada de urgencia para evitar la sanción.
Además, Foster Gillet había recibido por parte del Gobierno el compromiso de avanzar con las Sociedades Anónimas en la AFA, aunque “Chiqui” Tapia logró bloquear esa posibilidad y el empresario dejó de creer en los Milei y sus séquitos, como es el caso de Daniel Scioli y la diputada Juliana Santillán.
Actualmente, Rampla Juniors milita en la Segunda División del fútbol uruguayo. Si bien el reglamento contempla subsidios de la AUF para cubrir salarios mínimos, la ayuda es apenas un paliativo en una crisis que, de no resolverse pronto, amenaza con dejar “heridas profundas” en uno de los clubes más tradicionales del país.