La histórica fábrica Textilana, dueña de la emblemática marca de sweaters Mauro Sergio, despidió a 150 operarios en su planta de Mar del Plata y redujo su producción en un 20%.

La decisión, confirmada por la empresa, es un reflejo de la profunda crisis que atraviesa la industria textil nacional, golpeada por la drástica caída del consumo interno y la competencia de productos importados.

La empresa, que supo tener 350 trabajadores, ahora cuenta con poco más de 200. Desde los gremios del sector denunciaron la situación y alertaron no solo por los despidos, sino también por casos de retiros “forzados” por los bajos salarios y la falta de pago, y desvinculaciones sin la indemnización correspondiente.

El caso de Textilana no es un hecho aislado, sino la consecuencia de un desplome general del sector. Según datos de la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA), más del 70% del consumo de ropa en Argentina ya se cubre con productos importados.

Solo entre enero y mayo, las compras de indumentaria al exterior crecieron un 136%, alcanzando un valor récord de 1.572 millones de dólares.

La crisis de Mauro Sergio es un reflejo del dilema que enfrenta toda la industria nacional: en un contexto de boom de importaciones y sin una política que la proteja, el entramado productivo local queda fuera de competencia.