La tensión política entre la Nación y la Provincia escaló a un nuevo nivel en medio de un escándalo por un presunto complot en la Policía Bonaerense.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se reunió con el excomisario y candidato a diputado por la Tercera Sección de La Libertad Avanza, Maximiliano Bondarenko, luego de que el gobierno de Axel Kicillof lo señalara como la “terminal política” de una conspiración que derivó en la desafectación de 24 agentes.
Tras el encuentro, Bullrich lanzó una durísima acusación contra el gobernador. “Además de ser inútil, odia a la policía y está del lado de los delincuentes”, disparó.
La ministra defendió a los policías apartados y exigió su reincorporación: “Echar a 24 policías porque son amigos de alguien que es candidato... lo que pedimos es que los reintegren, porque no se pueden tomar represalias contra policías que son amigos y familia”.
Por su parte, Bondarenko negó haber participado en un complot y acusó a Kicillof de montar "una cacería de brujas”. El candidato libertario explicó que solo se había reunido con efectivos para “comer un asado” porque “la Policía bonaerense es una familia”.
Además, calificó como una “casualidad” el hecho de que una semana después de esa comida fuera designado como candidato.
La crisis se desató cuando el Ministerio de Seguridad bonaerense, a cargo de Javier Alonso, desafectó a 24 policías por supuestamente utilizar recursos de la fuerza para militar políticamente a favor de Bondarenko, en una acción coordinada para modificar la cúpula policial.
El gobernador Kicillof se refirió al tema de manera escueta. Calificó el hecho como una “cuestión delicada” que ya está siendo investigada por Asuntos Internos y que se dio intervención a la Justicia. Y concluyó con una advertencia: “hay leyes y hay que cumplirlas”.