Axel Kicillof, Sergio Massa y Máximo Kirchner, los tres principales referentes del peronismo bonaerense, se reunieron este lunes en la gobernación, en La Plata, para terminar de definir la alianza electoral de Unión por la Patria.

El encuentro, a solas y a solo 24 horas del cierre para la inscripción de frentes, buscó sellar una unidad forzada por la necesidad y marcada por la desconfianza interna.

A pesar de la foto de unidad, la realidad es que las negociaciones están plagadas de rispideces y tensiones. “No hay espacio para otra cosa que no sea acordar. Pero la verdad es que está todo atado con alambre”, confesó un importante dirigente del Movimiento Derecho al Futuro (MDF), el espacio que lidera Kicillof.

La frase resume el clima que se vive por estas horas en el peronismo provincial. “Sigue todo mal en todos lados. Hay mucha mala onda”, se sinceró otro funcionario cercano al gobernador.

Aunque la decisión de ir juntos está tomada para evitar una catástrofe electoral, la verdadera batalla recién empieza: la negociación por los nombres y los lugares en las listas.

Para esa tarea, el Congreso del PJ designó a cuatro delegados que se sentarán a la mesa de negociación. Por el lado del kicillofismo, los encargados serán la vicegobernadora Verónica Magario y el ministro de Infraestructura, Gabriel Katopodis. En representación del cristinismo estarán los intendentes Mariel Fernández (Moreno) y Federico Otermín (Lomas de Zamora).

Días atrás, Kicillof mandó un mensaje a su militancia y pidió “unidad para enfrentar a Milei”, corriendo la discusión del seno del peronismo y avanzar en la pelea con Casa Rosada.

A pesar de las dificultades y las heridas internas, las distintas tribus peronistas tienen un punto en común que facilita el acuerdo: la oposición al gobierno de Javier Milei.