

La dura derrota que sufrió el PRO en la Ciudad de Buenos Aires tiene repercusión en la Provincia y los dirigentes del partido amarillo se despegan del líder partidario y que fundó el espacio hace más de 20 años.
La conformación de una alianza formal entre el PRO y La Libertad Avanza (LLA) es el tema central que agita las aguas de la centroderecha argentina.
Impulsada por la necesidad de gobernabilidad del presidente Javier Milei y el interés de figuras como Mauricio Macri por mantener la influencia del PRO y unificar un frente común, las negociaciones avanzan entre gestos de acercamiento, discusiones estratégicas y tensiones internas en ambos espacios, aunque la novedad pasa por cómo será la integración.
Sin embargo, el camino hacia una alianza no está exento de obstáculos. Dentro del PRO, existen diferentes posturas: mientras un sector ve con buenos ojos una integración más estrecha para no perder relevancia y capitalizar el "voto anti-kirchnerista", otros dirigentes expresan preocupación por la posibilidad de ser absorbidos por la fuerza libertaria, perdiendo así la identidad y autonomía construida durante años.
En este escenario, hay quienes hablan de una integración de los espacios, aunque sin la figura del expresidente y los dirigentes referenciado con el propio Macri. Las formas de conducción de LLA, a menudo calificadas de personalistas, y la distribución de poder y candidaturas en una eventual coalición son puntos sensibles que generan debate y resistencia.