Luego de una semana que tembló la solides del peronismo bonaerense, el Gobernador Axel Kicillof se puso al frente de un conflicto generado por los propios laderos y que generó una cumbre de urgencia entre las principales espadas del massismo.

Resulta que luego que se viva un episodio en Roque Pérez, donde gobierna el massista Maximiliano Sciaini y una alianza entre los concejales del Pro y los ediles relacionados a Carlos “Chinchu” Gasparini, hombre que trabaja en Gobernación para Carlos Bianco, le arrebataron la presidencia del cuerpo legislativo al intendente.

Esa jugada, que llamó la atención de todo el arco político, prendió las alarmas de Sergio Massa, que llamó a un encuentro a sus congresales bonaerenses, en la previa de lo que es el llamado al Congreso partidario y la normalización del Frente Renovador en la provincia.

Ahora, Kicillof llamó al propio intendente Sciani y le ofreció su apoyo para verter lo sucedido en el Concejo Deliberante. Ante eso, el massismo desactivó un posible plan de salida, aunque espera con incertidumbre los pasos a seguir en el esquema del Frente Unión por la Patria y los próximos pasos de Bianco.

Por su parte, Massa prepara su vuelta a la primera escena pública con su libro sobre su paso por el ministerio de Economía y donde promete nombrar a empresarios que complican el normal funcionamiento de la vida social y que influyen en la enfermedad endémica, como es la inflación.

Desde Gobernación bajaron el tono de lo sucedido en Roque Pérez y sostienen que el gobernador “mantiene reuniones todas las semanas con el Frente Renovador” y que “no hay problemas dentro del frente que conformaron”.