Con el objetivo de evitar el paro, la Unión Tranviarios Automotor (UTA) y las cámaras empresarias tendrá un nuevo capítulo. Este miércoles a las 13 horas, intentarán llegar a un acuerdo junto a autoridades de la Secretaría de Transporte de la Nación.

La negociación continúa estancada en el reclamo de la UTA por la diferencia de $250.000, que dan por reconocida y homologada en la última paritaria. Sin embargo, las cámaras aseguran que solo es el pago de una suma no remunerativa por única vez. 

Mientras tanto, las empresas le piden al Gobierno que se ponga al día con los subsidios para poder hacerle frente a sus gastos pero, además de negarse a hacer una revisión, suspendieron el aumento de boleto bimestral que habían planificado.

La puja salarial en llamas

De esta manera, pareciera que la única salida al conflicto sería que la administración de Javier Milei esté dispuesta a asignarle más recursos al transporte, panorama que se ve oscuro tras el anuncio del superávit y la ponderación del ajuste para equilibrar la balanza financiera. 

Desde la patronal afirman que el reclamo salarial de la UTA “significa para los operadores un costo adicional de $12.500 millones de pesos, el cual es imposible de absorber con el nivel de ingresos percibidos por vía de tarifas y subsidios”.

Por su parte, ven posibles cuatro opciones para la resolución del conflicto: que el Gobierno autorice una suba de tarifas; que aumenten los subsidios; que la UTA modere sus pretensiones salariales, o una mezcla entre los escenarios anteriores.

Con este escenario, el conflicto se encamina a escalar. El sindicato que conduce Roberto Fernández reclama un piso de negociación de $987.000 para marzo y las cámaras se paran en $737.000 y, si no hay acuerdo, podría ir a una medida de fuerza el viernes 25 de abril.