El peronismo bonaerense vive horas decisivas en la Casa de la Cultura y el Arte de Malvinas Argentinas. La reunión del Consejo Provincial, convocada por Máximo Kirchner, busca encauzar una renovación de autoridades que llega con los mandatos ya caducados y un clima de desconfianza mutua. Mientras el sector alineado con el gobernador Axel Kicillof reclama la democratización del partido y la apertura de afiliaciones para participar de una interna a principios del año próximo, el kirchnerismo duro propone un esquema de unidad que garantice su permanencia en lugares estratégicos, como la Junta Electoral y los apoderados, piezas clave para la conformación de listas hacia 2027.
En las negociaciones previas, emisarios del kicillofismo como Gabriel Katopodis, Julio Alak y Mariano Cascallares mantuvieron contactos con referentes kirchneristas como Federico Otermín y Alejandro Dichiara. El kirchnerismo ofrece una suerte de "paz política" que permita al gobernador "caminar tranquilo" durante 2026 a cambio de mantener el control de la estructura partidaria. Sin embargo, desde el entorno de Kicillof no están dispuestos a ceder fácilmente ese espacio de poder, y figuras del interior provincial vinculadas a la vicegobernadora Verónica Magario han hecho circular comunicados exigiendo elecciones internas para depurar los padrones y legitimar la nueva conducción.
La danza de nombres para suceder a Kirchner incluye a la propia Verónica Magario —quien cuenta con el respaldo de varios intendentes de la Tercera y la Quinta sección—, el intendente de Lomas de Zamora, Federico Otermín, y el jefe comunal de La Plata, Julio Alak. También aparecen en el radar intendentes como Mariel Fernández (Moreno) y Federico Achával (Pilar). El desenlace de esta jornada determinará si el peronismo bonaerense logra sellar una unidad de "Fuerza Patria" o si se encamina a una contienda en las urnas durante los meses de febrero o marzo, en lo que sería el primer test electoral interno de la era post-Milei.