El peronismo bonaerense empieza a calentar motores rumbo a una elección clave en 2026. Aunque todavía no hay convocatoria formal, en todos los sectores reconocen que la disputa por la conducción del PJ se resolverá ese año, y que el resultado marcará el futuro del espacio de cara a 2027.
Por un lado, Axel Kicillof y los intendentes que integran el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) impulsan un recambio partidario. Buscan una conducción “de gestión”, con base territorial y menos dependencia de las estructuras camporistas. En la vereda de enfrente, La Cámpora apuesta por la continuidad de Máximo Kirchner, cuyo mandato vence el próximo 18 de diciembre.
“Estoy dispuesto a competir”, avisó el diputado semanas atrás, dejando en claro que no planea correrse. Incluso deslizó la posibilidad de convocar a elecciones internas en febrero, recordando que en 2021 asumió la presidencia “como elemento de síntesis” y que ahora está dispuesto a “someter su liderazgo” a una nueva votación.
Sin embargo, la idea de la “síntesis” parece cada vez más lejana. En la gobernación y en los municipios crece la idea de que el PJ debe volver a las bases. “El partido no puede seguir siendo una extensión de La Cámpora”, deslizan en voz baja varios intendentes.
Entre los nombres que suenan para encabezar el recambio aparecen el intendente de Lomas de Zamora, Federico Otermín, promovido por el bloque de jefes comunales, y la vicegobernadora Verónica Magario, impulsada como figura de unidad.
El diagnóstico es compartido: el peronismo necesita reordenarse desde el territorio y dejar atrás las disputas personales que se agudizaron tras la derrota electoral.
Hoy, el escenario muestra un PJ partido en dos almas. De un lado, quienes buscan preservar la identidad kirchnerista y la estructura militante de La Cámpora. Del otro, los que promueven un peronismo más pragmático, con foco en la gestión y en la reconstrucción del poder desde los municipios.
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