La alianza Fuerza Patria logró evitar la ruptura en el cierre de listas, pero a costa de profundizar una interna que amenaza con condicionar toda la campaña. La tensión entre el Movimiento Derecho al Futuro, sector que responde a Axel Kicillof y La Cámpora, bajo el liderazgo de Máximo Kirchner, escaló a niveles insostenibles durante la negociación quedándose con la mayoría de los lugares legislativos.
El reparto de candidaturas provinciales dejó al descubierto la falta de una jefatura clara dentro del peronismo. El triunvirato integrado por Kicillof, Sergio Massa y Máximo Kirchner funcionó como una mesa de coordinación general, pero en la práctica las definiciones se dieron en medio de disputas sectoriales, con amenazas de listas paralelas y boletas propias, sobre todo desde el Movimiento Derecho al Futuro (MDF).
Las principales batallas se dieron en la Primera y la Tercera sección electoral. El kicillofismo impulsaba a Gabriel Katopodis y Verónica Magario para encabezar, pero el cristinismo tensó la cuerda proponiendo a Mayra Mendoza, lo que desató un conflicto que estuvo cerca de romper la unidad. Recién con un corte de luz que forzó una pausa en las negociaciones, se logró una tregua a último momento.
Según fuentes del oficialismo, el reparto de lugares expectables dejaría 15 bancas para La Cámpora, 9 para el MDF y 5 para el Frente Renovador. Otras estimaciones más optimistas para el cristinismo hablan de 14 para su sector, 8 para el kicillofismo y otras 8 para los renovadores. De cualquier forma, La Cámpora se impone como el actor con mayor presencia en la próxima legislatura.
“Es el precio por sostener la unidad”, reconocieron desde el círculo de Kicillof, donde todavía resuenan las críticas por ceder posiciones claves. “Nosotros no peleamos por encabezar, pero sostener la unidad costó horrores”, aseguraron.
El armado de listas también dejó en evidencia la tensión política futura: en la Tercera, detrás de Magario, aparecen Facundo Tignanelli y Mayra Mendoza, dos figuras centrales de La Cámpora que buscarán ampliar su influencia parlamentaria. En tanto, el MDF logró colar a Mariano Cascallares, quien podría ser propuesto para presidir la Cámara baja.
Desde el entorno de Kicillof admiten el malestar. “Está todo roto”, dijo una fuente con acceso a la mesa chica del Gobernador. “No hay unidad, no sé cómo piensan ganarle a Milei si esto fue una payasada”, agregó.
La campaña en la provincia de Buenos Aires arrancará así con un peronismo dividido, obligado a mostrarse unido. Pero las tensiones latentes y la desconfianza entre los socios amenazan con estallar en cualquier momento. La Cámpora ganó esta batalla, pero el costo político podría pagarse en las urnas.