A diez meses de la asunción de Javier Milei como presidente, la imagen de su gestión se mantiene estable con una opinión pública dividida entre quienes la apoyan y quienes la desaprueban.
Una de las principales razones de este fenómeno tiene que ver con el ajuste y cómo este afecta a la percepción y la predisposición de la sociedad.
De acuerdo a los resultados de las encuestas, los argentinos siguen validando el ajuste como algo necesario para que la situación económica mejore. Incluso, esa validación aumentó durante el último mes.
Además, la gente se mantiene dispuesta a esperar resultados económicos. Más de la mitad afirma que, por lo menos, hasta fin de año estaría dispuesto a “aguantar y esperar”.
Luego, casi el 40% afirma que está dispuesto a esperar hasta el fin del mandato del libertario. Tan solo el 30% de los encuestados dice no estar dispuesto a esperar ningún tipo de resultado, mencionaba Juan Adaro, director de Pulso Research.
Sin embargo, no todo es color de rosa. Siguiendo con los resultados, tan solo el 15% de los encuestados afirma que lo peor del ajuste ya pasó. Esto quiere decir que más de la mitad de los encuestados opina que lo peor del ajuste está sucediendo en este momento o que aún está por venir.
En resumen, la combinación de la necesidad percibida de un ajuste, la disposición a esperar, y la conciencia de que lo peor está sucediendo o está por venir, ha permitido que el gobierno mantenga niveles de apoyo similares a los de su inicio.
La mayoría de quienes votaron por esta gestión siguen expectantes y optimistas respecto a los resultados económicos.