Con la culminación de uno de los peores años en materia económica del país desde la recuperación de la democracia, llegan los informes que reflejan la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores en manos de la inflación.
Es que la inflación de diciembre fue de un 3,1% y cerró el año con el 47,8%, según el cálculo que realizó el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET) que depende de la UMET.
La inflación anual acumulada en 2018 es la más alta desde 1991, superando a la inflación del 2002, que fue del 41%.
El documento de la UMET destaca que el año pasado todos los capítulos de la canasta de precios subieron por encima del 40% excepto indumentaria y calzado y educación.
En ese marco, la caída del poder adquisitivo de los trabajadores fue de un 17,3% en forma acumulada desde noviembre de 2015. La consecuencia de esa pérdida es el derrape del mercado interno y el cierre y achicamiento de fábricas.
Por otro lado, los datos que arroja el estudio de la UMET, refleja que el alza de precios a lo largo del 2018 fue del 49,6% en la canasta de consumo del 10% de la población que cuenta con menores ingresos, y del 46,1% para los de mayores ingresos.